14/4/09

El silencio




 Caí en sus brazos una noche de frío invierno. Yo no buscaba a nadie, pero ella me encontró, me curó y me dejó entrar en su vida. No le importó mi pasado.
 Desde el primer momento dormimos juntas, sus sábanas fueron vendas para mis heridas, y el aroma de su cuerpo fue cura para mis pulmones.
 Ella siempre supo que lo que hacíamos estaba mal, pero igual permitía esos acercamientos prohibidos.
 Por las noches acariciaba suavemente mi cuerpo, hasta que nos acurrucábamos y entrábamos en un sueño animal.
                       El silencio era nuestro consuelo.
 Por la casa pasaban muchos hombres, pero ninguno permanecía, ella los echaba antes que amaneciera. Cuando ellos partían yo entraba a la habitación como una reina dispuesta a ocupar nuevamente su trono.
 Yo la adoraba, la amaba, ella era todo para mí, ella era mía y de nadie más. Pero el amor no dura para siempre, el amor es simplemente un sueño.
 Una noche llegó un hombre, la besó, la acarició y le hizo el amor. Yo permanecía en el sillón inmóvil, la noche se quedó sin tiempo en el momento en que ella se fue quitando la ropa. Ese hombre era distinto a los demás, él no se fue antes del amanecer, él se quedó con ella, y yo no pude volver nunca más a mi trono.
 Mi corazón se partió. Me estaban robando mi vida, mi lugar y mis ganas de existir. Así que decidí marcharme, la abandoné, no dije nada, solo me fui.
 Me dediqué a vagar por las calles, sin ningún rumbo, sin nada que perder, sin nada que ganar. Me fui enroscando y desenroscando hasta que di con un hotelucho, el lugar era de esos que se paga por hora y por amor. A la dueña le caí bien, así que dejó que me quedara.
 Las chicas del hotelucho me apodaron la putita ¿Qué les iba a decir? ¿Cómo me iba a enojar? si todas eran unas pobres infelices que se dejaban cojer por $20. Estas putas nunca iban a conocer el amor, en cambio yo sí, yo conocía el amor, yo amaba, yo seguía amando a pesar que habían pasado los años, yo no me había olvidado, yo no me quería olvidar. Cada día que pasaba me preguntaba si ella me había olvidado y siempre me respondía que no, que ella no me había olvidado, que todavía me quería, y que todo podía suceder, que íbamos a volver a ser las de antes y nada ni nadie nos iba a poder separar.
 En el hotelucho me la pasaba deambulando hasta que llegaba algún cliente y era, entonces, cuando yo le saltaba sobre su regazo y esperaba sus caricias y su amor.
 Un día, mientras hacía mi rutina de pasar de pantalón en pantalón, me encontré con él, el hombre que me había robado la vida, el que me había quitado a mi amada, ahora estaba aquí sentado buscado un poco de amor. De repente se paró, eligió una puta y entró al cuarto.
 Cuando salió no pude evitar no seguirlo, caminó todo el trayecto hasta la casa, aun vivían en el mismo lugar, en esa casa donde yo había sido tan feliz. Entró por la puerta delantera, ella estaba en la cocina. Desde la calle vi como la besaba en la boca, con esos mismos labios que minutos antes había besado a una puta. Pobre mi amada, ella no merecía a ese tipo, ella no merecía sufrir.
 Me escabullí por la puerta trasera, subí las escaleras y entré a la habitación, ese lugar bendito, que me trajo millones de recuerdos. De repente las luces se prendieron, y apareció ella, se quedó parada en la puerta, me miró fijamente, me reconoció de inmediato y no dijo nada, permanecimos en silencio, como siempre. Sus ojos habían perdido el brillo, parecía una anciana, su cabello estaba lleno de canas, estaba gorda y desaliñada. Pero nada me importó, porque en fin era ella, esa persona que tanto amaba.
 Se acercó y me levantó, mi sangre se congeló, una enorme felicidad se apoderó de mi cuerpo, bajamos las escaleras, nos dirigimos a la cocina, ella cortó un pedazo de pan de carne, buscó aderezo, lo entreveró y me lo dio, me apoyó sobre el piso y miró como yo degustaba felizmente el plato. Yo me sentía en la gloria, nada podía arruinar ese momento. Una vez que terminé de comer, me levantó, tomó las llaves del auto y salimos. Yo no podía creer que estaba nuevamente en sus brazos, entramos al auto y me sentó junto a ella. No podía dejar de mirarla, estaba hipnotizada, era fantástico, estábamos escapando juntas, ella y yo, en un sueño perfecto.
 Salté a sus piernas y me acurruqué hasta dormirme, ella manejó durante horas, era de noche, hacia frío y nosotras estábamos juntas como en los viejos tiempos, de ahora en más nadie nos iba a separar, porque el cielo había escuchado mis lamentos y mis súplicas.
 Paró el auto, me levantó con sus dulces manos, abrió la puerta y bajamos, estaba todo muy oscuro. Sacó una bolsa negra, me metió dentro de ella, la cerró y me arrojó a un descampado, mi cabeza golpeó contra el piso, no me podía mover, sentí que mi cuerpo estaba siendo cortado por cuchillos, el veneno estaba en mí y ella estaba arrancando el auto, ella se estaba yendo, y yo me estaba muriendo.
 Estoy tirada en la oscuridad, estoy muriendo, ya no me queda más aire, no entiendo lo que pasó, no siento mis patitas, hace frío, mucho frío, me estoy muriendo, me muero y ella no va a volver.


10/4/09

TE VA A PASAR!!

Cuando morí tenía 25 años, y no sabia nada de la vida.
No hubo flores, no hubo velorio y no hubo llantos.
Con el trajecito color crema me vistieron.
Mi cuerpo estaba duro, así que costó vestirme.
Morí con los ojos cerrados y con la boca abierta.
Mi ataúd, fue como el ataúd de todas las personas que se mueren.
Cuando me morí estaba segura que me iría al cielo, Pero al llegar me dijeron que no estaba en la lista: - ¿San Pedro? ¿Sos vos? - Pregunte –
- Heyy Luz!! ¿Qué paso?- me pregunto
- Crimen apasionado, me acuchillo por la espalda
- Huu!! Que feo.
- En esta lista no estas, así que anda a preguntarle a Satanás si podes quedarte ahí, , yo mañana le pregunto a Dios si te puede dejar entrar.
El infierno quedaba a la par del cielo así que no me fue difícil llegar.
- Satanás! Satanás!. Grite.
Un hombre peludo salio entre las plantas.
- Que mierda pasa!
- Vos sos Satanás?
- Si! Porque?
- Mmm. No tenes pinta de malo.
- Esa es la mala fama que me hace el hijo de puta de la par.
- Ah! Dice San Pedro que me dejes pasar la noche aquí.
- ¿Seguro?, mira que esta noche es noche de orgías. ¿Te vas a prender?
- ¿Quiénes participan?
- Viene Napoleón, Hitler y Margaret Thacher.
- Pero la Tacher esta viva.
- No, se murió ayer.
- Mmm no se, ninguno de esos tiene buena fama. ¿hay pa tomar?
- Obvio!!
- Haa! Bue,
- Haa una cosita mas ¿usan forros?
- Luz mm Estas muerta!
- Me quedo!
- Che! Porque sos tan peludo? …
Y los cielos se abrieron, y Dios dijo que si podía ir al cielo.
Pero yo estaba feliz en el infierno.

1/4/09

Not. X.X.X

Tengo:
Las uñas comidas
Un flequillo chueco
Una nariz grande
Y pelos en las piernas
Las uñas comidas significan que soy nerviosa, el flequillo chueco que soy mala peluquera, la nariz grande que soy hija de Roberto y los pelos en las piernas que no tengo sexo.